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Felicitas Reimundo
Invierno en los versos
Los días se suceden
hacia ninguna parte.
Las cuerdas de mi verso,
congeladas e inmóviles,
transitan su propio invierno.
Apagadas resuenan en mis manos,
y en el frio espacio de mi garganta.
Ya no acuden en mi auxilio, como antes,
cada vez que enfrenté la noche larga.
No puedo asirme a ellas
ni invocar la voz de las palabras.
Pero yo sé que volverán
como siempre han vuelto,
cuando yo pueda entibiar
en verde las cuerdas de mi verso.
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